Para comenzar debemos entender que hay dos tipos de rayos solares que llegan a la superficie terrestre: UVA y UVB. Pero, ¿en qué se diferencian?
UVA: Estos rayos
penetran la piel y son los culpables de las líneas de expresión, la piel con tono desparejo y las arrugas. Pueden atravesar las nubes, una ventana de vidrio y la epidermis, generando signos de
envejecimiento prematuro.
UVB: Son los responsables de que se active la melanina y la piel se broncee pero también los causantes de las
quemaduras provocadas por el sol. Si bien los rayos UVA penetran en una capa más profunda de la piel, ambos pueden generar a largo plazo cáncer de piel.
Por lo que recomendamos siempre usar protección solar de
amplio espectro, es decir, aquella que entrega protección de manera homogénea para rayos solares
UVA y UVB.
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